Lava los tomates y hazle una pequeña incisión en forma de cruz en la parte de abajo, diametralmente opuesta al cabo. Ahora colócalos en agua caliente por 8/10 segundos, e inmediatamente vuélvelos a pasar por agua, pero fría.
Con un chuchillo, ve quitando la piel y veras como se despega sin problemas de la pulpa.
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